
En la OLEI, todas nuestras filiales están en pausa.
Las actividades presenciales están cerradas.
No hay fotos de encuentros, ni diseño de afiches, ni artículos sobre eventos para compartir.
Y sin embargo, me encuentro —una vez más— frente a esta edición del Notiolei.
Y me siento extraño.
Editar este número se siente distinto.
No por falta de contenido.
Sino porque falta algo más profundo…
Falta ese calor humano que siempre está detrás de cada edición.
No estoy recibiendo las decenas de fotos que Alberto suele mandar para cada entrega, explicando cada una como si fuera una medalla.
Y la verdad, eso se siente.
Se siente como entrar en una casa muy bonita, bien ordenada… pero vacía.
Fría.
📲 Entre alarmas y mensajes
Para un video que estoy editando del Notiolei, hablé con Sara.
(No es su verdadero nombre. No le pedí permiso para contar su historia, por eso la llamo así).
Le pedí el logo blanco de la OLEI, con fondo negro. Algo simple.
La contacté por la mañana, justo en uno de los peores días de alarmas.
Ese mismo día, el hospital Soroka, en Beer Sheva, había sido atacado por misiles iraníes.
No es un detalle menor: hablamos de uno de los principales centros médicos del sur de Israel, donde nacen miles de bebés cada año, donde muchas madres olim pasan sus primeros días en el país.
Sara tiene dos niños pequeños.
Aunque fue solo un intercambio por WhatsApp, me escribió:
—"Yo bien, B”H, aunque sola con dos chicos. Difícil. No tengo un segundo para nada."
Yo no conozco a Sara personalmente.
Pero supe hace unos meses que dio a luz a un bebé.
Le respondí que me imaginaba lo duro que debía estar siendo.
Y entonces, en medio de nuestra conversación, escribió:
—“Es tremendo. No sé cómo explicarte.”

Y bueno… así, sin más, llamé a Alberto.
Tenía muchas preguntas… y muy poca información sobre las actividades de la OLEI para esta edición del Notiolei.
Si tú también quieres saber qué está haciendo la OLEI y los logros que ha alcanzado, te invito a escuchar esta conversación.
Era tanto lo que me contó, que pensé: mejor que lo escuchen por ustedes mismos.
🎧 No es solo una entrevista. Es una ventana abierta al alma de la OLEI y sus filiales, en tiempos donde todo parece quieto, pero nada está detenido.
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🧡 Una voz, entre muchas

En cuanto terminó mi llamada con Alberto, volví a pensar en los mensajes que llegan desde tantas filiales.
A mi pedido, le había escrito a Tulio para que me enviara un testimonio.
De esos que circulan todo el tiempo en los grupos de WhatsApp, en las reuniones por Zoom, en las voces que sostienen a nuestra comunidad incluso en los días más difíciles.
Al poco rato, me respondió:
—“Bueno, esta es la más reciente.”
Los invito a escucharla.
Me encantaría poder compartir cada audio, cada vivencia que se está registrando en todas las filiales.
Pero como eso no es posible, dejo aquí una sola voz: la de Marta Burstein, desde la filial de Modiín.
Un pedacito de todo lo que se vive, se siente y se acompaña hoy en la OLEI.
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Mientras todo parece estar en pausa, la OLEI sigue en movimiento.
Y lo que acabas de escuchar —la conversación con Alberto, y el testimonio de Marta— son apenas dos ejemplos de lo que sucede en nuestras filiales, aunque no siempre se vea.
Sabemos que no todos los olim entienden hebreo, y que no siempre es fácil saber a quién acudir.
Por eso, si necesitás ayuda, orientación o simplemente alguien que te escuche, visitá:
🔗 https://notiolei.olei.org.il/contactos-de-olei
Allí encontrarás los números de emergencia, los teléfonos de cada filial, y una red de voluntarios que está —de verdad— para acompañarte.
Seguimos.
Con el alma en la OLEI.
Y con la certeza de que incluso en medio del silencio, hay voces que no se callan.