
Me crié en un país tercermundista. Esto significa que éramos un poco más atrasados y
la tecnología llegaba más tarde (mehujar). Las películas, la moda, pero nosotros siempre
estábamos al día. Íbamos a Miami una vez al año (shaná) y nos actualizábamos
Siempre estábamos a la vanguardia de lo que se usaba y se veía, pero sabíamos que todo nos
llegaba más tarde.
Es un país de gente maravillosa (niflá). Como en todas partes, hay
de todo. Los hay buenos y no tan buenos. Algunos nos representan bien y otros nos hacen dar vergüenza. Es
un país de lindas paisajes y exhuberante naturaleza. Yo crecí cuando las carreteras (cvishim) eran
de una sola vía, no como en casi todos los países que tienen varios carriles de ida y otros de
venida. Hemos progresado, pero falta.
En Israel, este país del primer mundo se vive diferente. Todo
es tecnología.
La verdad es que extraño muchas cosas de Colombia. Extraño a mi
familia, a mis amigos. Algunos lugares adonde íbamos y que me traen recuerdos (zijronot)
No extraño
la inseguridad, ni los problemas sociales, ni la inflación. Tampoco la guerrilla, que la he vivido aquí
con otro estilo. Hay muchas cosas a las que uno se acostumbra fácil a vivir sin ellas, y dejarlas, sólo
produce alivio. Por ejemplo aquí se ve ocasionalmente gente pidiendo limosna en los semáforos y
allá era el
pan nuestro de cada día. Tampoco se ven jóvenes limpiando los vidrios de
los carros, que por lo general no están sucios. Allá no preguntan si el conductor está de
acuerdo con el hecho de que le limpien el vidrio panorámico. Simplemente se abalanzan sobre el carro con
el cambio de luz del semáforo (ramsor) y hasta que cambia a verde (iarok), hacen su trabajo de limpieza y
cobran su sueldo. En la ciudad donde vivo no se ven nunca, pero el otro día me llamó la atención
ver a unos acróbatas lanzando cosas al aire y me sentí más colombiana que nunca. A esos
muchachos de los semáforos no los había llegado a extrañar, ni tampoco a los que hacían
piruetas y lanzaban cosas al aire. Es como una especie de Cirque de Soleil callejero a un precio más módico.
La boleta es la gratificación que se da en dinero, por haber apreciado el show en el cambio de semáforo.
En todo caso me pareció extraño observar esa escena tan colombiana en un país del primer
mundo. Lo que más me impactó fue que estando en Modi’in, me sentí como en una calle
(rejov) muy colombiana y los artistas hablaban en hebreo, así que no eran importados de mi Colombia o
Locombia, como le decimos cariñosamente a ese país loco, lleno de magia de maravillas naturales y
de gente especial 💜