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🤯 ¿Qué pasa en Israel mientras esperamos el inminente ataque?

Aryeh Kalderon
Escrito por Aryeh Kalderon
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¿Qué se necesita para que un país sea considerado el mejor del mundo? Esta es una pregunta que ha desafiado a filósofos, economistas y políticos durante siglos. Existen múltiples encuestas y medidores que intentan capturar la esencia de esta cuestión, desde índices de felicidad hasta estudios sobre desarrollo humano. Sin embargo, ¿es realmente suficiente medir la grandeza de un país solo a través de cifras y estadísticas? Un país no es solo un territorio; es un conjunto de personas, con todas sus complejidades, matices y contradicciones. Intentar definir lo que significa ser humano ya es una tarea que podría ser imposible, pero hoy, quiero acercarme a una pequeña parte de lo que representa el Estado de Israel.

Israel es un país que, como muchos otros, se compone de una diversidad de pensamientos, ideologías y creencias. Es un lugar donde conviven visiones del mundo que, en otros contextos, podrían parecer irreconciliables. Para realizar un análisis exhaustivo de Israel, sería necesario sumergirse en una multitud de temas, desde la sociedad, la educación y la innovación, hasta la religión, entre muchos otros. Pero hoy, quiero destacar un logro específico, uno que podría mostrar una pequeña parte de lo que significa ser Israel.

A lo largo de su historia, Israel ha estado marcado por la adversidad. En los últimos años, ha tenido que enfrentarse a la guerra, al antisemitismo y a la amenaza constante de sus enemigos. Día tras día, Israel ha soportado el peso de los misiles y la incertidumbre de la paz, buscando soluciones, construyendo alianzas, todo con el único objetivo de vivir. Ante tales desafíos, muchos podrían esperar ver un país agotado, una nación vencida. Pero, como siempre, Israel sorprende. En lugar de rendirse, ha demostrado, una y otra vez, su capacidad de resiliencia y superación.

Este año 2024, tres universidades israelíes han sido clasificadas entre las 100 mejores del mundo, según el Ranking Académico de Universidades del Mundo (ARWU), también conocido como el Ranking de Shanghái

Las universidades destacadas son:

  • Weizmann Institute of Science: es la universidad mejor posicionada de Israel. Es reconocida mundialmente por su investigación de vanguardia en ciencias naturales y exactas, y cuenta con varios premios Nobel entre sus egresados y profesores.
  • La Universidad Hebrea de Jerusalén: Es una de las principales instituciones de investigación de Israel, con una larga historia de contribuciones significativas en diversos campos académicos.
  • Technion de Haifa - Instituto de Tecnología de Israel: Es un centro líder en ciencia, tecnología e ingeniería, y ha sido fundamental en el desarrollo de la industria tecnológica de Israel.

¿Cómo podemos explicar este logro? A pesar de todos los desafíos que enfrenta la academia en Israel, incluyendo recortes presupuestarios y tensiones políticas internas, estas universidades han logrado mantener su prestigio en el escenario internacional. Incluso frente a una imagen negativa de Israel en ciertos sectores globales y a las recientes protestas universitarias en diferentes partes del mundo, particularmente en Estados Unidos y Europa, donde se organizan manifestaciones y ocupaciones en protesta por la guerra, ignorando deliberadamente a nuestros secuestrados y las atrocidades cometidas por Hamas, parecería que el mundo se inclina hacia un escenario de mayor caos y falta de libertades. Muchos de los que protestan, incluidos no solo estudiantes, sino también países e instituciones de América Latina, parecen desconocer incluso la ubicación geográfica de Israel. La realidad es que el antisemitismo está en auge a nivel mundial.

Algunos podrían argumentar que estas manifestaciones no afectan la clasificación de las universidades israelíes, pero la realidad es que sí influyen. En un mundo globalizado, todo influye. Porque, aunque el aislamiento parece inevitable, nuestros logros se siguen transmitiendo. ¿Por qué, a pesar de las críticas, Israel continúa siendo un imán para estudiantes y académicos de todo el mundo? Podría parecer contradictorio que un país frecuentemente criticado y enfrentado a una intensa presión internacional siga siendo un referente en el ámbito académico.

Será que hay algo más detrás de todo esto, ¿o será una estrategia de aquellos que quieren la destrucción de nuestro país para crear un país derrotado, y tratar de lograr que nosotros, los israelíes, creamos esa mentira? Israel enfrenta numerosos desafíos en la implementación de ideas en ámbitos sociales, religiosos y económicos, pero hay algo que nos une: el simple hecho de decir que somos Israel, un país lleno de diversas opiniones.

Como decía David Ben-Gurión: "En Israel, para ser realista, uno debe creer en los milagros." Esta frase encapsula la esencia del pueblo israelí: una nación que, a pesar de las adversidades, ha construido una identidad que trasciende las diferencias internas. No es una casualidad que Israel continúe innovando, educando y avanzando. Es el resultado de un esfuerzo colectivo, de una nación que no solo sobrevive, sino que prospera bajo las condiciones más difíciles.

Esta noticia es solo un pequeño reflejo de lo que somos. A pesar de las peores circunstancias, de la guerra, de las amenazas constantes, seguimos invirtiendo en nuestros hijos, en nuestros jóvenes, en nuestros ancianos, en nuestros padres, en educación, tecnología y mucho más. Seguimos creyendo en un futuro mejor, no solo para nosotros, sino para el mundo entero. Porque Israel, con todas sus contradicciones y complejidades, sigue siendo una nación fuerte, una nación que siempre tendrá algo valioso que ofrecer, tanto a sí misma como a la humanidad.

No podemos medir la grandeza de un país solo con cifras y estadísticas. La verdadera grandeza se encuentra en la capacidad de un pueblo para superar sus desafíos y seguir adelante con esperanza y determinación. Y eso es exactamente lo que hace Israel, día tras día.

Y por todo lo demás... seguiremos esperando un inminente ataque, como quien espera el autobús que nunca llega. O quizás, como decía Ben-Gurión, en Israel, para ser realista, uno debe creer en los milagros.

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