
Cuando las guerras son por territorio puede haber un vencedor, que es el que gana más tierras, y yo
también diría que el que menos vidas humanas sacrifica. Porque lo más triste de las guerras
son las pérdidas humanas. En el caso del ejército de Israel, es más complicado de entender,
pues los soldados además de servir a la patria, son civiles que desempeñan otros roles en la
sociedad. Es triste que muera un soldado, pero en algunos casos, es la profesión que eligieron o que les
tocó en suerte y es a lo que se dedican con sus riesgos pertinentes. En el caso de la tzavá
(ejército) los soldados son ciudadanos que trabajan en otras áreas, tienen negocios, etc y
cómo civiles son padres de familia, hermanos, hijos.
Cuando muere un soldado por un atraque enemigo
es muy doloroso, pero más doloroso aún, es cuando muere por lo que se llama fuego amigo. Esto es
cuando muere a causa de un error de su propio ejército que lo protege.
En las empresas hay accidentes
de trabajo, que también ocurren en el ejército y es muy triste cuando vemos en las noticias que algo
explotó y mató a varios soldados. En esta guerra, sucedió también con unos
secuestrados que iban a ser rescatados y equivocadamente les dispararon creyendo que eran terroristas.
En
este caso, los del otro bando que son un ejército de terroristas, hasta celebran la muerte, porque
según su ideología están más cerca de las 72 vírgenes que los están
esperando ansiosamente. Además, si aumentan las estadísticas, es un punto a favor para la prensa y
para la consternación del mundo que critica tanto las acciones bélicas, que hace Israel en su
defensa.
Israel está de luto porque han sido muchas las vidas humanas que se han perdido, y que han
tenido que sacrificarse por esta causa. Es una causa de ellos que, según su ideología, hay que
destruir a Israel, como aparece en su carta fundacional. Y aunque crean que tienen la razón y que medio
mundo les cree, hay una parte del mundo que es más racional que emocional y se da cuenta de que los que
están equivocados son ellos. La mentalidad de un terrorista es muy diferente que la de un soldado que
defiende a su país, al que ama profundamente. A ellos no les importa arrasar con todo, destruir, como dicen
por ahí, “lo que no nos cuesta hagámoslo fiesta”. Como no ha sido con plata de ellos que
han construido los túneles, todo ha sido regalado, no les duele. Si se destruye todo Gaza, ellos saben que
los gobiernos amigos, quienes no los van a albergar en sus países, pero si les aportan dinero para
reconstruir y para matar, van a apoyar para la reconstrucción. Y el
mismo Israel, que ha tenido que
destruir casi más de medio Gaza buscando túneles y terroristas-para poder tratar de salvar a los
secuestrados- seguramente va a apoyar en la reconstrucción de lo que podía haber sido un
paraíso terrenal. Esto, si en vez de enfocarse en tratar de destruir an Israel, se hubieran enfocado en
diseñar una hermosa ciudad donde hubieran podido habitar los gazatíes dignamente.
Que triste
guerra, tan desigual. Los propósitos son tan diferentes. Israel quiere acabar con el poderío militar
de Hamás, para seguir viviendo en un país en paz y continuar progresando, mientras el objetivo de
ellos es acabar con el pueblo judío. Para cumplir esa misión tienen emisarios, catalogados como
refugiados, en el
mundo entero, haciendo atentados y ganando adeptos para su causa.
Ojalá ese
mundo dormido despierte y entre en razón antes de que sea demasiado tarde para reaccionar. Y recordemos que
en las guerras, no es como en los partidos de fútbol, que se lleva la copa el campeón. En una guerra
pierden todos, vencedores y vencidos.
Marlene Manevich
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