
Estábamos de fiesta. Mi hija nos invitó a almorzar en la empresa (jevrá) donde trabaja.
(ovedet) Alguna vez habíamos ido a desayunar y se nos quedó la idea de que era un desayuno tipo bar
mitzvah. No por lo elegante, sino por lo rico y abundante. Así que la expectativa del almuerzo era muy
alta.
Sabíamos que no nos iba a presentar a ningún jefe y que nadie iba a saber que
éramos los padres (orim) de Yael, pero igual decidimos ir bien presentados. Esto viene a colación,
porque se trata de una empresa muy grande (gdolá) y todo se controla tecnológicamente.
Lo
primero fue llegar al parqueadero (janayá). Al entrar a esos parqueaderos gigantes, uno como humilde
conductor, no sabe si seguir a la izquierda (smola) o a la derecha (iamina). Una vez se selecciona el rumbo, el
mejor consejo, si quiere encontrar un puesto libre (panui) y poder parquear el vehículo es: siga bajando lo
más que pueda, sótano 4 o 5. Así hicimos. Nos dimos cuenta que la máquina no nos dio
recibo y la baranda se abrió automáticamente, lo que nos hizo pensar que el parqueo podría
ser gratis. Dejamos ese ítem para resolverlo después.
Veíamos lugares con un letrero
que decía janaiá shmurá. Esto nos recordaba a la matzá shmurá que se come en
Pesaj, pero nos parecía raro que en un parqueadero dieran matzá. Después supimos que
shmurá es reservado y no tenia nada que ver con la matzá que comemos en Pesaj. Habiendo tomado la
foto previa del lugar del parqueo, aunque Waze o Google o Iphone, o no sé quién, ayuda a buscar el
sitio, cuando uno no encuentra, es mejor asegurarse de regresar al lugar de partida por nuestros propios medios.
Subimos al primer piso y le preguntamos a la recepcionista donde quedaba el edificio Electra, donde
está ubicada la oficina de mi hija. Nos quedamos de ver en la recepción, pues debíamos
primero portar unas escarapelas que nos identificaban como visitantes (orhim).
La recepcionista me
contestó algo que no le entendí, por lo rápido y algo confuso de su acento. Le dije ma (que?)
La segunda vez tampoco le entendí muy bien, algo como mul que alguna vez había oído que era
frente, pero no recordaba muy bien y cuando ella me dijo en tono regañado algo shlishi (tercer día
de la semana que corresponde al martes, teniendo en cuenta que aquí el primer día es domingo )
entendí que me estaba diciendo que me repitió 3 veces. Le contesté el estribillo que nos
enseñó la morá (profesora) en el Ulpan: aní olá jadashá. Ani lo
meviná. Lead lead (yo soy inmigrante nueva. Yo no entiendo. Despacio). Y le dije ah! Esto significa ah! en
español y también en ivrit (hebreo). Me di media vuelta y cuando vi a mi hija frente a nosotros, me
acordé que mul era frente y que estábamos parados frente al edificio Electra.
Subimos a la
imponente torre, cómo tantas que hay en Tel Aviv, ya acompañados de la mejor guía, al piso 17
donde queda su oficina. Es como ir a las nubes y lo digo, no sólo en un sentido gráfico, sino porque
mi hija trabaja en la nube….. de Google.
Parece un hotel 5 estrellas. Gente joven por todo lado,
vestidos de manera bastante informal, chancla y bermudas.
Mi hija nos dio la opción de escoger el
menú entre 5 restaurantes. Degustamos el almuerzo y la compañía de una de las empleadas
cotizadas de Google (Eso lo dice la mamá. Espero que la menahelet (gerente) esté de acuerdo. Como
decoración había champiñones frescos que si no es por la cercana ubicación a unas
papas crudas, a lo mejor hubiéramos degustado mi esposo y yo, pensando que era parte del frescor de la
comida. Hasta para servirse helado hay que saber un poco de tecnología. Todo es muy moderno y automatizado.
Después de haber saboreado un exquisito y ejecutivo almuerzo con un toque bastante familiar, mi hija
nos acompañó al parqueadero para solucionar el asunto del tiquete, pues fue raro que no nos lo
hubieran entregado. Como ella es funcionaria de la empresa nos dejaron salir fácil. Le explicó al
shomer (guarda) que estaba parado a la entrada- aclaro que muchas veces no hay un ser humano y sólo hay que
pedirle a Hashem que mande a alguien o que actúe directamente- en un hebreo que entienden muy bien los que
dominan esa lengua y nos permitió salir.
A mitad de camino nos dimos cuenta que no nos
habíamos quitado la escarapela de Google que tan orgullosamente portábamos los padres de Yael. Se
siente uno un poco como una madre o un padre VIP. Esto nos da derecho a googlear con orgullo.
El
único inconveniente de trabajar en la nube es que es difícil lograr un ascenso laboral, pues
quién puede trabajar más arriba de las nubes (ananim).
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