
Buscando entre archivos viejos me encontré este artículo escrito en el 2014 para
Hashavúa, la revista virtual que dirige Raquelita, la esposa del rabino de nuestra comunidad en
Bogotá, Alfredo Goldschmidt. Lo leí y quedé impactada al ver que es la misma realidad que
estamos viviendo ahora, con la diferencia de que me refería a los 3 soldados secuestrados en ese momento y
ahora estamos hablando de 1.200 muertos, más los secuestrados y todos los caídos en la guerra. Pero
la realidad básicamente no cambia. Fue escrito hace 10 años y no pierde actualidad. Parece escrito
hoy. Que tristeza que no hemos podido llegar a algún acuerdo que cambie la situación. Con mucho
cariño y dolor les comparto estas palabras que a mí me impactaron mucho, especialmente porque es
básicamente lo mismo que pasaba hace 10 años atrás. Al leerlo, me parece que lo estuviera
escribiendo ahora. Lo triste es que no se ha podido avanzar en una solución para este gran problema, porque
los palestinos no quieren aceptar ningún acuerdo.
ISRAEL NO ES TAN MALO, NI
LOS
PALESTINOS TAN BUENOS
Todos los conflictos tienen dos lados y las opiniones que se derivan a favor y en
contra de cada uno de los dos bandos no necesariamente tienen la razón. En estas opiniones hay mucha
emoción y mucho odio. El pueblo judío ha sido objeto de muchas persecuciones, entre ellas el
Holocausto, que muchos se atreven a negar y donde fue diezmada una gran parte de la población. Seis
millones de judíos fueron llevados a los campos de concentración y a las cámaras de gas
porque Hitler decidió que no eran una raza perfecta, así como los gitanos, homosexuales y otras
minorías que fueron exterminadas. En 1.948 fue creado el Estado de Israel, gracias al sueño de
Theodoro Hertzl que convirtió ese gran deseo en un gran pequeño país. Palestina ha
pertenecido históricamente a los judíos, hecho que los árabes y hoy los palestinos no
aceptan. Se han firmado acuerdos de paz que han logrado mantener la tranquilidad en la región durante
ciertas épocas. Con lo que ha sucedido los últimos días, es muy fácil que la gente
tome partido en contra de Israel y defiendan a los “pobres e indefensos palestinos”, tanto a los
civiles que viven en la franja de Gaza, como a los integrantes del grupo terrorista Hamás que habitan
debajo de la infraestructura civil de Gaza, es decir han usado a los civiles como escudos humanos en su defensa.
La ONU, la prensa y los medios de comunicación muestran al ejército de Israel como destructivo
y sanguinario, pero no muestran la otra cara de la moneda que son los túneles que ha construido
Hamás para guardar el armamento para atacar a Israel. Todo el mundo piensa en los miles de palestinos
muertos a manos del ejército israelí, pero nadie piensa que los civiles israelíes han
soportado durante años las explosiones y el riesgo que implica vivir en un país donde diariamente
son lanzados muchos misiles. Tampoco muestran los videos donde se aprecia la educación militar que reciben
los niños palestinos desde su más corta edad. Claro que nosotros como judíos sentimos el
dolor de una madre que pierde a sus hijos y sentimos la muerte de estos niños, aunque no son tan inocentes
como los pinta la prensa, pero también sentimos y sabemos lo que hubiera pasado si Israel no hace esta
ofensiva para protestar por la muerte de los 3 muchachos secuestrados. Hamás tenía un plan macabro
contra Israel, a través de sus túneles para perpetrarlo el día de Rosh Hashaná, el
nuevo año judío. Eso no lo cuentan los medios, ni lo saben los seguidores de Hamás, ni los
defensores de los palestinos. Pero sabemos que si Israel no destruye hasta el último túnel,
Hamás iba a destruir a Israel y pensaban hacer un secuestro masivo y albergar a los civiles secuestrados en
los túneles, además de matar a una gran parte de la población. Esta ofensiva, aunque
muy dolorosa, no es gratuita. Los judíos fueron exterminados una vez y una de las premisas de los
sobrevivientes del Holocausto es nunca jamás. La prensa tampoco cuenta que Israel les
suministra comida y atiende a los heridos en hospitales israelíes. Sólo muestra la
destrucción. Mientras Israel ha invertido los últimos años mucho dinero para proteger a su
población, los palestinos han invertido sumas millonarias proyectando destrucción, a costa incluso
de la población civil. Cuando Israel bombardea una escuela, es porque debajo hay armamento y desde
ahí están lanzando misiles. El secuestro y la muerte de los 3 jóvenes israelíes fue el
detonante para que Israel atacara y de esta forma destruyera el plan macabro que tenía Hamás contra
el pueblo judío. Si no fuera por “la Cúpula de Hierro” que creó Israel para la
defensa de la población civil, la historia sería contada al revés y quién sabe si el
mundo entero estaría defendiendo a los israelíes y al pueblo judío con el mismo ímpetu
con que defienden a los palestinos.
La prensa se ha encargado de mostrar a Israel como un país
genocida, aunque sea en defensa propia, pero no mencionan siquiera que los hospitales israelíes han
atendido a todos los heridos palestinos que fueron colocados como escudos humanos. Para Israel es la única
forma de demostrarle al mundo que no va a permitir que ocurra otra masacre como el Holocausto.
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