
Cuantas cosas han cambiado en estos dos meses en nuestra querida Israel y en el Pueblo judío en
general.
Cuantos temas se ven distintos, cuanto aprendimos a valorar la unión y no el enfrentamiento,
el amor gratuito y no el odio gratuito, las cosas chicas e importantes de la vida que nos eran obvias y no las
grandes discusiones acalarodas que nos llevan a pensar que lo que nos separa es mucho mas fuerte de lo que nos
une.
Como todos los que estamos viviendo este momento histórico, yo también aprendí
muchas lecciones en estos dos meses, pero en esta oportunidad quiero hablar de dos de ellas.
1. Educación y Sacrificio de la Nueva Generación
La primera tiene que ver con
la educación que le dimos y le damos a nuestros hijos. Tan solo dos meses atrás, qué frases
no decíamos de esta generación? La generación del Tictoc, del reality, de las pantallas
eternas... Quién iba a imaginarse que esa misma generación que parecía solo identificarse con
el Fortnite y Gran Hermano, tenga el grado de sacrificio que está demostrando hace dos meses. Chicos y
chicas de todas las edades, luchando por todo lo bueno que construimos en estos 75 años,
voluntarizándose en todas las tareas posibles y entrando a Gaza con la convicción de que es el deber
de esta generación librarnos de este nuevo Amalek. Luego de estos dos meses, tengo mis serias dudas de todo
lo que creíamos que atrofiaba a nuestros chicos. Solo hace falta ver a esas chicas de 19 años,
tanquistas del Ejército israelí, y de cómo saltaron a la batalla aquel triste 7 de octubre,
para entender que muchas de las premisas que pensabábamos correctas de esta generación, eran
totalmente equivocadas. Estoy convencido que no hay generación de jóvenes en este mundo, con el
grado de profundidad, empatía, amor y sacrificio que estos jóvenes de nuestra sociedad
israelí.
2. Experiencias y Lecciones desde Eilat

Relatos de Resilencia y Esperanza de los Desplazados
Dialogué por ejemplo con Roza Yelin, quien llegó directamente desde Buenos Aires hace 5 años al sur del país para estar con sus dos hijas que viven en Nir Itzjak; Ana y Gladis. Roza tiene 90 años, toda su vida se consideró sionista y miembro de Hashomer Hatzair. Roza me dice una frase en idish (lamentablemente yo nunca le presté atención a mi padre cuando hablaba con mi abuelo) en donde explica que a su edad el hebreo ya no le puede entrar en la cabeza, pero que sin duda hizo una gran cantidad de amigos latinos del kibutz y la zona. Roza cuenta que el 7 de octubre estaban junto con su metapelet (persona que la cuida y ayuda) en el Kibutz, encerradas en el Mamad (cuarto de seguridad) desde la mañana hasta cerca de las 21 horas cuando llegó el ejército.
Después seguimos cantando el feliz cumple años. Se lo cantamos a Rosita Pincó que estaba
conmemorando ese día sus primeros dos añitos desde que hizo Aliá a Israel. Llegó
directamente a vivir a donde estaba su hijo Mariano. Rosita cuenta que en un momento en la mitad del Corona,
estaba en su casa en Argentina y se preguntaba qué está haciendo allí, por qué todavia
no se fue a Israel. Y la respuesta fue clara, total; retomar los trámites de su Aliá y venirse para
aquí a donde su hijo en el kibutz Urim. Cuando le pregunto cómo fue llegar hace tan poquito a
Israel, Rosita me dice algo increíble "me enamoré de todo, del país, de su gente, de las
flores, de su casa, de todo...". Rosita está extremedamanete agradecida a la gente de este país y
nos lo hace saber con una frase hermosa "Me pierdo siempre, siempre me pierde, y siempre llego. Aquí la
gente se encarga de que yo siempre llegue."
Al lado de Rosita está sentada Raquel Faierman, quien
llegó de Rosario hace 33 años por sentirse muy sionista. Los últimos 3 años se
instaló en Nir Itzjak luego de que la hija le pidiese hacerlo para que no viva sola en Jerusalén
después de haber enviudado. Nos cuenta que tiene una casita en Nir Itzjak con un jardín hermoso
alrededor de su casa. Justo el día anterior al 7 de octubre sintió que su jardín estaba
finalmente terminado y ahora solo le quedaba disfrutar del mismo. Raquel cuenta que ese shabat fatídico le
tardó ingresar al Mamad porque como ella dice, le pareció todo muy exagerado. Raquel como su familia
tuvieron la suerte de que los terroristas no entraron a su casa por lo que estuvo encerrada hasta cerca de las
23:00 cuando llegaron los soldados.

Luego seguimos con Leonor Fuks quien hizo Alía hace más de
20 años. Tiene una hija en Argentina y un hijo aquí en Israel. Con Enrique su marido ya fallecido,
vivían en Afula, y en estos últimos años decidió ir a vivir cerca de su hijo en Nir
Itzjak. Leonor cuenta que le encanta el Moadón de su kibutz. Cuenta que el 7 de octubre vio por primera vez
soldados a las 12 del medio día y uno de ellos sabiendo que Leonor es Olá de América Latina
le dijo en un extraño español que se quede tranquila que la van a ayuadar. Dice extrañar su
casa que no es grande pero es la más linda a sus ojos y que espera poder festejar allí los 90
años que es en muy poco tiempo.
Lea, es una señora con una historia increíble que me
habla siempre con una sonrisa en la boca y me cuenta que la última vez que hizo Aliá fue hace 30
años desde Concordia, en la frontera con Salto de Uruguay. Ahora estaba viviendo en un lugar menos conocido
para todos nosotros de nombre Ab Shalom, un asentamiento comunitario a 3 kilómetros de la frontera con
Gaza. En Ab Shalom se quedó sola luego del fallecimiento de sus esposo pero cuenta tener una vida muy
ocupada. Le encanta pintar, ir al Moadón y hacer mucha gimnasia. Tuvieron la suerte en su lugar que los
terroristas no llegaron y fueron interceptados antes, pero estando tan cerca del límite los desplazaron
igual. La incertidumbre con lo que va a pasar con el país es lo que mas le molesta y la entristece, ya que
Lea es una amante de Israel y cuenta estar preocupada con nuestro futuro. Es por eso que dentro de otras cosas
empezó a leer Tehilim (salmos), algo que no hizo en toda su vida pero que empezó a hacer ahora con
90 años.
Por último entrevistamos a una persona muy especial, el único hombre de este
grupo de desplazados que visitamos en Eilat, Moshé Goldin. Moshé antes de que empecemos a
preguntarle sobre su vida, nos lleva directamente a las circunstancias trágicas que vivió el 7 de
octubre y nos cuenta que su nieto Oren de 33 años fue asesinado. Moshé se pone mal al contarlo y
peor aún cuando nos dice que los terroristas se llevaron su cuerpo y no tiene a dónde ir a llorarlo.
Oren fue asesinado el mismo 7 de octubre. Él salió de su casa rapidamente en el trágico
shabat y fue asesinado intentando cuidar a su familia. Durante varias semanas creían que estaba secuestrado
pero unos días antes de nuestra charla recibieron la triste noticia de que Oren había sido
asesinado.
Todos ellos vivían en el kibutz Nir Itzjak. Moshé vivía solo en su casa del
kibutz. Tiene 94 años y solo hace unos meses tiene metapelet, nunca quiso porque se siente muy
independiente y vital, pero en el último Pesaj tuvo una caída y ahora viven juntos en la casa. Moshe
llegó a Israel en 1985 como escritor y cuenta que sus dos grandes pasiones fueron escribir y pasear "con mi
señora visitamos todos los continentes" nos dice emocionado, y varios de sus viajes fueron después
convertidos en novela.
A parte de su relato tan particular, Moshé es muy especial para nosotros ya que
fue uno de los grandes líderes durante años de la filial de la Olei en Kfar Saba habiendo pasado por
todos los cargos: tesoreroo, secretario y presidente!
El Anhelo Compartido de Volver a Casa

Y esta es la segunda lección que aprendí en este tiempo. La gente mayor, esa que vino hace 30, 40 o más años al país, así como aquellos que vinieron en las últimas décadas, nos enseñan en esta guerra con su comportamiento lo que es el esfuerzo, cual es el significado de la palabra determinación, de saber qué es lo que uno quiere a cualquier edad y por sobre todo de cómo amar a nuestra querida Israel, también en los momentos más difíciles.
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