
Nos invitaron a una actividad para abuelos en el colegio de mi nieta. Después desinvitaron al abuelo por razones de espacio y autorizaron a cada niño a llevar al abuelo o a la abuela. Ilanit decidió por sorteo que era mejor que fuera yo porque era una actividad de manualidades y ella considera que en ese tema soy la mejor. Con tristeza le anuncié al abuelo la noticia, pues quedaba por fuera del programa.
Llegué muy cumplida como llego a todas las cosas importantes de mi vida, aunque mis primos Klahr digan lo contrario. Me sonó un ring y era mi nieta para verificar que ya había llegado. Creí que se iba a emocionar al saber que yo ya había entrado y me reclamó, porque debería haberla esperado afuera. Ella quería ser mi anfitriona, pero la entrada (knisá) al colegio estaba llena de niños recibiendo a sus abuelos y por eso me pareció más prudente entrar. Cuando me vio se emocionó, colgó su móvil y me recibió con una sonrisa. Me llevo cerca (carov) a su salón donde había un grupo de abuelos o abuelas sentado cada uno con su nieto (a).Hubo preguntas para mebugarim (mayores) y para ieladim (niños). Los abuelos debíamos adivinar qué eran ciertos elementos modernos como logos, Instagram, Tik Tok, etc y los nietos debían identificar objetos como casetes, teléfonos antiguos, etc.
Cuando la dejé en la casa y nos despedimos, me dijo que había sido una actividad maravillosa.
Ahora estamos con los nietos de Miami. Disfrutamos mucho de su compañía. La niña ya es una mujercita dulce y hermosa con una sonrisa divina.
El niño, Adam, inquieto y curioso. Cuando la mamá le dice que en Israel son 8 horas de diferencia, él responde que allá viven en el futuro, porque el tiempo avanza antes. Y tiene razón. Quiere entender cómo sus abuelos, que vienen de Israel, pueden sacar dólares en el cajero y no shekels si ahora están en Miami.
Mi nieto mayor que está en Israel finalmente aprobó el examen para manejar carro. Después de haber aprobado la teoría, por fin lo vi sentado al volante. Está apenas comenzado sus clases, pero pronto será un driver.
Hasta aquí la visita y vivencias de los nietos de ambos lados del charco.
Marlene Manevich