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“Crómicas” de Shabat: Alarmada o Empijamada

Marlene Manevich
Escrito por Marlene Manevich
29 de marzo 2025
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Me compré una pijama de esas que se pueden usar un poco como sudadera. (Así se dice en colombiano). Es bien linda (iafá) y aunque los israelíes andan en pijama en la calle (rejov) con toda frescura, yo no he adquirido esa costumbre. Pienso (ani joshevet) que la pijama es para dormir y la ropa para salir. Esa mañana tenía que llevar a Reuven al paradero del bus que lo lleva a Jerusalem para cumplir con su compromiso como médico en el hospital Hadassa y le pregunté que si podía salir con esa pijama y un sweater encima y me dijo que si porque no parecía pijama. Recuerdo cuando nos dejaba el bus del colegio y las mamás nos tenían que llevar en carro (mejonit) a alcanzarlo. Había una señora que siempre iba en levantadora y yo pensaba, qué tal si se vara en el carro, qué hace? Yo sentía como se dice, pena ajena. Hoy sentí un poco eso, pero para nada parecía una prenda para dormir (lishon). Cuando iba en el carro de regreso a la casa para quitarme la pijama, bañarme y ponerme ropa digna para salir a la calle, sonó la alarma (azacá) y aunque me sé la teoría, no sabía qué hacer en la mitad de la calle. Las otras veces había estado en sitios cerrados. La recomendación es parar a un lado, bajarse del carro tirarse al piso (ritspá) y ponerse las manos a los lados de la cabeza. En el examen práctico casi me rajo, pero creo que lo pasé no con 5 aclamado, pero lo suficiente para no perder la materia.
Paré el carro, me bajé como es la recomendación y aunque sentía que estaba más segura en el carro, pensé que los que recomiendan bajarse saben más que yo y por algo lo dicen. Pensé rápidamente en que podía explotar y elegí bajarme. Una vez en el sardinel vi a la señora (gveret) del carro de adelante ponerse en cuclillas y yo hice lo mismo. Siempre (tamid) me había tocado en sitios cerrados, así que me sentí un poco desprotegida a cielo abierto, pero pensé en una de esas nubes debía estar Hashem y me iba a ayudar a pasar este impase. La verdad es que no sentí miedo, sólo incertidumbre de poder hacer lo correcto. Nos sonreímos con la señora como diciendo, estamos en lo mismo y cuando paró de sonar la alarma esperando un tiempo prudencial cada una tomó el volante de su carro y seguimos el camino para llegar cada una a su destino.
Me acordé de la amiga de mi mamá (ima) en levantadora, pero nada que ver, yo estaba muy apropiada para el sonoro momento. Lo único que agradecí es que no duermo con esos sensuales neglillés. Mientras tanto Reuven iba en el bus camino a Jerusalem sin pensar siquiera que su mujer andaba en la calle empijamada

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